viernes, 16 de enero de 2009

Andres Calamaro - Mi Gin Tonic





UN BUEN "GIN-TONIC":

El gintonic, como un buen vino, vive y muere con su olor. Así que es absolutamente fundamental servirlo en un vaso donde te quepa toda la cara, desde el labio superior hasta las cejas. Y así poder hundir toda tu faz en esa alimonada y agria ambrosía (manjar de dioses).

Así que ya tenemos el vaso ancho o copa balón y, lo primero, escanciamos la ginebra. Sí, escanciamos, tiramos la ginebra a dos palmos de la copa. Parece una chorrada, pero la oxigenación de la ginebra sirve para excluir el exceso de alcohol ganado durante su estancia en la botella, manteniendo todo su sabor. Miraremos de servir un mínimo de dedo y medio. Después agarrad un limón y con un pelador de patatas sacad un pedazo de cáscara de medio palmo y, antes de tirarla a la copa, retorcedla con dulzura sobre la copa como si fuera el punto erótico de vuestra pareja.

Ahora llega lo más importante. Mirad la copa como si de un deseo se tratara. Cuando ya os sintáis pletóricos, tirad el agua de quinina (sí, la tónica) rápidamente, dejando que se haga mucha espuma y que el carbono de la tónica acabe de matar el exceso de alcohol de la ginebra. Y fin. Hundid vuestra cara en la copa y aspirad.

¡¡"ESTO ES UN GIN-TONIC"!!

Y ahora, antes de beberlo pulsa: Play.

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